martes, 28 de enero de 2014

¿Qué es el aborto? ¿Qué es la vida? ¿Derecho a decidir o impunidad para matar?


Hace meses, una seudo-médica en ciernes, amiga de mi hermana, discutió con ésta porque mi hermana se atrevió a comentar en público (entre amigos, vamos) que abortar era quitar una vida. Su comentario abrió la caja de Pandora y la muchacha se puso hecha una fiera. «Tú que sabrás si no has estudiado medicina», le dijo. «Eso» que hay al principio en el vientre de la madre «no es nada». Estudiante de medicina sí sería, pero energúmena también, y falta de seso o mollera sin ninguna duda. Descendiendo a los méritos, o a la autoridad legítima para hablar de estos temas, si alguien no sabía de lo que hablaba era ella. Son miles los médicos en todo el mundo que están contra el aborto, y es la ciencia misma la que sentencia que hay vida desde el mismo instante de la concepción, es decir, cuando un espermatozoide fecunda un óvulo y el nuevo ser gestado, único e irrepetible, es configurado a partir de la mitad de cromosomas del padre y la otra mitad de la madre. Otra cuestión distinta es el valor que cada uno dé a la vida recién concebida, pero eso no modifica la realidad última: si cortas el desarrollo de una vida estás matando. 

lunes, 27 de enero de 2014

El coño de una cualquiera

Hace un tiempo leí lo que escribió una chica cualquiera, Diana López Varela, en su blog. Títulaba su escrito: Mi coño. En él trataba de justificar el aborto, situando un supuesto derecho a decidir de la mujer como principio sagrado y supremo. El texto en sí era un revoltijo vulgar, impúdico e infame. Mezclaba demasiadas cosas, hacía propaganda feminista descarada y teñía sus palabras de demagogia sucia y dañina. La joven parecía indignada. Sus palabras exudaban veneno. ¡Quería hacernos creer que ella, y otras como ella, tienen derecho real a matar a alguien! Por supuesto, se cuidó de hacer público que era una chica muy responsable y que por ello debía tener la última palabra sobre lo que concernía a su coño. Reclamaba que nadie le dijera qué hacer con él, es decir, cómo usar su coño, puesto que era suyo y no de otro. Y aquí sí tenía razón. Pero las conclusiones que sacaba a partir de estas razones la convertían en una pobre desgraciada (que provoca desgracias, puesto que su iracunda exposición y defensa de sus «derechos» a mí especialmente no me inspiraron ninguna compasión).

domingo, 26 de enero de 2014

La situación caída del hombre y la respuesta de las diferentes religiones.


Filósofos, poetas, guionistas cinematográficos, y toda clase de pensadores han escrito —y siguen escribiendo— sobre la condición humana. Masaki Kobayashi por ejemplo parió una obra maestra del cine llamada precisamente La condición humana. Pues bien, las tres cintas que forman la obra completa superan las 9 horas de metraje. En cambio, en este delicioso vídeo, en 3 minutos se describe de manera magistral cuál es la condición real del ser humano. Aquí, como decía, a través de la metáfora de un hombre caído en un pozo, se muestra fielmente la situación del hombre en la Tierra y, sobre todo, su necesidad de ser rescatado. Pero además de exponer la condición humana con sencillez y hondura únicas, también examina a las diferentes religiones vivas del planeta a partir de la respuesta que éstas ofrecen al hombre caído. Lo que revela por último este precioso relato audiovisual es cuál es la única religión verdadera de entre todas ellas; y ésta es indudablemente la fundada en la persona de Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo, pues «no se nos ha dado a los hombres ningún otro nombre debajo del cielo para salvarnos» (Hechos 4, 12).

jueves, 23 de enero de 2014

Tavistock: Lavado de cerebro


Si dedicas media hora de tu vida a este vídeo —de realización impecable—, cobrarás conciencia de que están lavándote el cerebro con ideas anticristianas mediante la cultura popular y el ocio que consumes con deleite. Ahora ya conoces al Instituto Tavistock, y otro rostro oculto más de este mundo que está en manos del demonio (Juan 12, 31).

Nunca antes la mujer presumió de ser zorra


Me pregunto qué dirán en un futuro los hijos de esta descerebrada cuando vean a su madre en Internet presumir de ser una «zorra, muy zorra». O sus padres. ¿Se sentirán orgullosos de ella? Pues bien, éste es el ideal de mujer que parece imponerse ahora; por supuesto orientado por la élite satánica que maneja el mundo a través de las sociedades secretas y es responsable, entre otras ideologías, del funesto feminismo.

¿Éste es el tipo de mujer que debe amar entonces el hombre? ¿Todo se reduce por tanto a tener una zorra en casa? 

Aportaré, para acabar con este breve escolio, un dato; un significativo dato para estas mujeres trastornadas que hablan de cadenas, etiquetas, condicionamiento social y derechos de la mujer, como si las que no reclaman esos derechos no lo fueran. Betty Friedman, «fundadora» del feminismo moderno, el movimiento que ha incubado en parte las ideas que muchas descerebradas divulgan ahora, era en realidad una propagandista comunista reclutada por los amos de la religión oculta, en su etapa de estudiante en Smith College (1938-1942). Ella misma reconoció esto, y que el objetivo siempre había sido destruir la familia. Pero ella simplemente era un títere para esparcir el movimiento feminista; tan sólo uno de los tentáculos del gigantesco monstruo que niega en todos los órdenes a Dios y pretende erradicar la civilización cristiana.

«Haz lo que quieras» es el lema de los amos de la religión oculta. Y esta pobre chica es una de sus mejores alumnas.


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  • Lavado de cerebro